sábado, 19 de julio de 2014

Blogueros

[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 18 de julio]

La batalla ha comenzado y lo ha hecho en Francia, que, nos guste o no, sigue siendo puntera en esto de la gastronomía. Según informaba publico.es, un tribunal de Burdeos ha condenado a una bloguera francesa a pagar 1500 euros a un restaurante, que la acusó de la baja afluencia tras una crítica negativa.
Vale que actualmente cualquiera, sea o no bloguero, gracias a todas las páginas de reservas y opiniones, pueda escribir lo que se le antoje de un determinado establecimiento, su comida, decoración o servicio. Se supone que, siempre dentro de los lógicos límites, ello entra en la libertad de expresión.
Y en contra de los medios de comunicación clásicos –prensa, radio, televisión, revistas−, donde existen una serie de filtros, tanto a la hora de contratar al profesional, como de publicar según qué comentarios, en la red no parece haber límites. Su peculiar configuración visual consigue que sean indistinguibles los meros panfletos –bien diferenciados en papel− de un trabajo serio y documentando.
Por otra parte, ese ‘cotilleo’ al que todo el mundo atiende en mayor o menor medida, provoca la rápida y viral propagación de los comentarios negativos, especialmente si se escriben de forma desenfadada e incluso ingeniosa. Con lo que resulta muy fácil que el ‘calentón’ de un cliente enfadado llegue a miles de personas, sin que el establecimiento se pueda defender.
Y en esas estamos. Obviamente, no se puede −ni debe− dejar en manos de los jueces, y menos en este país, la hipotética censura, que siempre será a posteriori, de este tipo de comentarios. Con lo que poco se puede hacer.
Salvo recomendar a los aficionados que se vinculen a páginas serias y documentadas, que las hay, y las sigan, evitando la propagación de infundios. Mientras que los sufridos hosteleros deberán armarse de paciencia pues no se avista solución en el horizonte. Eso sí, tampoco vale alabar la red y presumir de ella cuando nos llena de estrellitas, para denostarla en caso contrario.

Esperando encontrarnos ante un sarampión transitorio, no queda otra que cada palo aguante su vela… con educación, si es posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario