sábado, 3 de enero de 2015

Los nuevos restaurantes

 [Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del sábado, 2  de enero]

Nos guste o no, la restauración consolidada de este siglo difiere, y diferirá todavía más, de la que conocimos a lo largo del XX. Antes la diferencia básica se encontraba entre los restaurantes de servicio, aquellos cuya misión fundamental era alimentarnos, los de menú, frente a los de placer, más trabajados, de precios más altos y una enorme bodega de vinos. Y aunque las clientelas pudieran ocasionalmente intercambiarse, se mantenían unas enormes fidelidades.
Cada vez más el modelo ya no tiene que ver con la oferta del propio restaurante, sino con la intención del cliente. Quiérese decir que ya es habitual acercarse a un restaurante ‘gastronómico’ y disfrutar apenas de unos entrantes y una media ración; o llegar a una exótica franquicia y convertir los estandarizados platos en toda una fiesta culinaria. Si hasta en la estrellas ‘michelin’, antaño sinónimo de lujo, se puede disfrutar de una tapa. Y para más dolor, todos tienden a unificar las propuestas, pues aquí también hay modas: si no tenemos témpura –sí, acentuado en la ‘e’−, atún poco hecho o hamburguesas con cualquier vaca/buey de marca, no estamos en la onda.
Además, los precios se han convertido en un auténtico caos. La semana pasada, sin ir más lejos, este cronista pagó más por una cena para dos en una especie de franquicia mexicana, más bien normalita, que por una excelente comida, bien regada, en el zaragozano Palomeque. Siempre en torno de los 25 euros por cabeza –que parece ser ya el precio oficial para las comidas por placer−, pero con evidentes diferencias en el servicio y la calidad de los alimentos y bebidas.

Si ni el precio ni la oferta parecen importantes, ¿cómo vamos a diferenciar los restaurantes? Para bien o para mal, el ambiente del local –decoración, clientes, ruido− es cada vez más importante, pero será la personalidad del cocinero lo determinante. Si no reconocemos el establecimiento por su comida, terminará siendo una franquicia o cerrando al poco, pues las propuestas estandarizadas ya están cubiertas casi todas. Diferenciarse o morir, esa es la cuestión.

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