sábado, 6 de abril de 2013

El ministro que comía yogures caducados


 [Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 5 de abril]

Con dos cañetes, el ministro que comía yogures caducados —buen título para una novela negra— ha conseguido uno de sus últimos objetivos: no hacerlo más. Pues, tras años de que sí, los yogures —todos, incluso esos no refrigerados que solamente lo son de nombre— ya no caducan. Con dos.
Los preocupados por lo que comen, los mismos que exploran las neveras y despensas de sus ancianos para vaciarlas de alimentos viejunos, conocen bien la diferencia entre caducado —no se debe comer— y consumo preferente, se puede comer, aunque ya no sepa igual. Pero gran parte de la población se confunde ante ambos conceptos: y ahora que los yogures son eternos, mucho más.
Pasan así, los yogures, a compartir honores eternos con el queso, las legumbres, determinadas conservas en lata, los vinos. Una muestra más del empeño de la administración —¿y la industria agroalimentaria, quizá?— en despistar al consumidor. Porque nadie se cree la patraña del ahorro de alimentos: ¿van a ir a las existentes neveras de la beneficencia? ¿los distribuirá el ejército cuando no tenga que extinguir incendios o desaguar inundaciones? ¿los dejaremos en los tornos de los escasos conventos o en las puertas de las iglesias?
Como muchos ancianos han descubierto, malo es no saber qué es una preferente, pero peor va a resultar ignorar cuándo podemos ingerir lo que compramos hace tiempo. Aunque, quizá, el ministro que ya no comerá yogures caducados pretenda que recuperemos el olfato. Sí, ese sentido casi perdido, escondido entre perfumes, que a la gente de su generación le permitía rechazar una mahonesa servida en una barra con semanas de solera.
A lo peor, viendo la que se avecina, quiere entrenarnos para que cuando hurguemos en las basuras buscando comida, cual los perros —de los que deberemos aprender— seamos capaces de reconocer por el olfato lo que podemos, o no, llevarnos a la boca. Porque de catadores, por el momento, vamos sobrados.

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