sábado, 1 de junio de 2013

Comida en impresora

[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 31 de mayo]

Andan algunos yayos escandalizados por ese suelto de los periódicos que anuncia el proyecto de la NASA para diseñar una impresora capaz de “imprimir” alimentos a los astronautas durante una futura e hipotética estancia en Marte. No duden que así será, pero sean también conscientes que ello no modificará —mucho, al menos— sus hábitos alimentarios.
Recuerda el hecho a aquel mito de los sesenta, cuando se comenzaban a comprender los mecanismos de la nutrición, y se auguraba un futuro de “comedores de pastilla”, dejando de lado la tediosa, especialmente para los norteamericanos, tarea de cocinar.
Pues no. De la misma forma que no comeremos gusanos de forma habitual —la FAO en realidad, sugería su uso fundamental para piensos animales, pensando en racionalizar costes energéticos y evitar posibles enfermedades como la EEB—, ni nos atiborramos de pastillas alimenticias —los suplementos de moda son otro asunto, más mercadotecnia que nutrición—, esa impresora tridimensional no llegará a nuestras cocinas a un lugar principal.
Aunque parezca que no, las cocinas domésticas son un reducto muy conservador, poco dado a transformaciones radicales. Costó décadas aceptar los frigoríficos y congeladores, ahora imprescindibles, y son todavía muchos quienes suspiran por el fuego de gas, marginado ante vitros e inducciones varias. De hecho, la mayoría de los microondas se utilizan para calentar la leche o descongelar, desaprovechando muchas de sus versatilidades para guisar.
O no se cocina, como pasa cada vez más, y se cae en manos de la industria de elaboración. O se sigue cocinando al modo tradicional, por mucho que la tradición no provenga de siglos.

Pero no se apuren, aunque la globalización parece decir lo contrario, son muchos quienes piensan que resulta más fácil cambiar de religión que de forma de alimentarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario