sábado, 8 de junio de 2013

¿Sueñan los jóvenes con vino?

[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 7 de junio]

Toca esta semana ser incorrecto, qué le vamos a hacer. Mientras los aficionados nos reunimos a disfrutar de las excelentes garnachas del Campo de Borja, como sucedió el lunes pasado, y nos solazamos contemplando cómo las bodegas presentan sus novedades y pugnan por celebrar catas y degustaciones, la pregunta pertinente es, ¿sueñan los jóvenes con copas de vino?
Y la respuesta evidente, en Aragón y en España, es rotunda, NO. Así como en Francia e Italia, por no escribir en el norte de Europa —donde recuerden, beben más vino por cabeza que nosotros—, es habitual ver a veinteañeros disfrutando de una copa de vino, aquí resultaría un hecho noticiable. Con moderación o sin ella.
Entre todos hemos conseguido que el mundo del vino aparezca “viejuno” a los ojos de cualquiera que no haya cumplido los 35. ¡No digamos ya los adolescentes, que también beben! El vino aparece como algo sin prestigio, bebida de abuelos y señores, poco divertido, nada goloso. Y eso lo escribo en el país que bebía vino con gaseosa —sí, bebía; antaño dijimos que eso no estaba bien, no era culto— y que ha exportado a Estados Unidos, donde seguro que se pondrá de moda, el calimocho, esa coca-cola con vino, que cualquier ser medianamente educado debía denigrar.
Pues no, señores. La juventud beberá alcohol en su adolescencia: desinhibe, propicia las relaciones personales en una época muy complicada, socializa, etc. Vale, escribamos que con moderación —ni me lo creo, ni es verdad, para que no me demanden en exceso—.

Así que dado que van a beber “con moderación”, procuremos que sea el vino, y no otros destilados, la fuente del alcohol que ingieren. Con el vino y sus combinados resulta mucho más complicado llegar al coma etílico —pregunten a sus amigos sanitarios—, incrementamos el consumo de productos nacionales y con un poco, sólo un poquito de suerte, cuando sean mayores disfrutarán del buen vino. Al menos a mí, así me pasó.

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