sábado, 15 de septiembre de 2012

Ya tardaban


[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 14 de septiembre]

Muchos medios de comunicación han recogido, diríase que casi con alegría, incluso en portadas, un reciente estudio de la Universidad de Stanford (EE UU), otro más, que afirma que los productos ecológicos no son más nutritivos que los demás. ¡Vaya novedad! Aunque ciertamente hay otros análisis que afirman precisamente lo contrario y, siempre según lo publicado en papel, los propios autores no son rotundos en sus conclusiones, pues reconocen que el trabajo abarca poco tiempo. ¿Para qué lo difunden, pues?
Lo cierto es que el consumo de productos ecológicos está creciendo en todo el mundo —de nuevo se impone EE UU, donde han multiplicado sus ventas por seis de 1997 a 2006, facturando ya entonces unos 20 000 millones de euros— y, de momento, parece terreno vetado a los grandes grupos agroalimentarios, aunque todo se andará. ¿Temor a perder beneficios?
Y si tras el titular «los ecológicos no son más nutritivos», en la letra pequeña se esconde, por ejemplo, que tienen menos pesticidas y presentan bacterias más resistentes, el grueso del debate no debe ir por ahí.
Nos sobra nutrición. De hecho estamos gordos en la parte “desarrollada” del planeta: las hormigas, que hay en todas partes, son muy nutritivas y no las comemos.
Pues a la defensa del consumo de productos ecológicos le sobran argumentos: el respecto al medio ambiente, la cercanía entre consumidor y productor, evitar los viajes inútiles de alimentos, la sostenibilidad, el punto óptimo de maduración en el momento de la recogida, el propio sabor, un cierto bienestar animal, el descenso en el uso de pesticidas y productos químicos de síntesis. Que difícilmente serán rebatidos por ningún estudio, por profundo que pueda ser, pues nos remiten al quid de la cuestión, el modelo alimentario, que es, directamente, política, nunca sujeta a reglas científicas.
Consuma ecológico, pues de nutrientes va sobrado. De gusto y sostenibilidad, quizá no.

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