sábado, 12 de mayo de 2012

Humildes propuestas


[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 11 de mayo]

Asiste uno, perplejo, a los últimos acontecimientos de la vida política nacional e internacional. Desde las subidas de impuestos, eso sí, para los asalariados, a las nacionalizaciones recientes —o como quieran llamarles, que las batallas se han desplazado al lenguaje; véase, copago, tasas al consumo, etc.—, por lo que, desde esta humilde columna, se quiere contribuir al bien común, aportando unas humildes propuestas a nuestro gobernantes, aunque no sean, como hizo Jonathan Swift, para acabar con el hambre. Porque hambre, aquí, no hay ¿O sí?

Aprovechando la pertinaz —ha vuelto— sequía, que impide regar nuestros fértiles campos, y dado que a los ganaderos no les llega para alimentar a sus animales, cabría soltar a todos los bichos por el campo —sin llegar a nacionalizarlo, tan solo se tomaría prestado a los terratenientes, hasta que Yesa esté acabada—, que ya se buscarán la vida.
Mientras, profesionales pertinentes, como militares regresados, monitores sin trabajo, guías desorientados, etc., podrían formar a los desempleados para reconvertirlos en cazadores silvestres, provocando regocijo y divertimento en la población en general. Cabe aquí también aprovechar la aborigen sabiduría de tanto inmigrante abusón, que se desenvuelve bien en la penuria y el primitivismo.
Así, con tanto bicho para procesar, volveríamos a reconvertir los actuales centros culturales, antes mataderos, en nuevos centros de sacrificio. Y todos comeríamos proteínas.
¿Dónde? En los muchos restaurantes que no puedan pagar sus créditos a Bankia y similares. Expropiaríamos, siempre provisionalmente, dichos establecimientos y la joven generación española, la mejor formada de la historia, sabría lo que es cocinar y servir una mesa, que para eso han vivido atendidos hasta hace cuatro días.
Y así iríamos pagando esos créditos a los mercados, ya tranquilos al ver que España, por fin, se mueve.



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