sábado, 26 de mayo de 2012

Educación


[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 25 de mayo]
Es en el ámbito educativo, además del entorno familiar, donde se consolidan los hábitos alimentarios de la población. Los que, además, determinarán el gasto sanitario, que crece según avanza los nuevos modelos alimentarios.
Simplemente con ver qué almuerzan y meriendan los pequeños y adolescentes nos ubicamos con precisión en una época determinada. A través del bocadillo de chorizo, el pan con chocolate, el tigretón, los zumos en tetrabrik o sándwiches envasados han pasado bastantes décadas. Y no está claro que la evolución haya sido para bien.
También en este ámbito se han desarrollado importantes campañas de promoción. Casualidad o no,  Aragón donde durante años se llevó la campaña de consumo de frutas y verduras 5 al día al ámbito escolar, supera de largo la media española de consumo de estos imprescindibles alimentos. Y se han promocionado productos autóctonos, fomentado desayunos saludables, etc. La única competencia al poderío publicitario de la gran agroindustria.
Sin olvidar la función socializadora, de comportamientos y gustos que tienen los comedores escolares, donde resulta casi imposible —si funcionan bien— que los niños caprichosos impongan sus gustos en la mesa, como pasa en tantos domicilios.
Y se podría haber ido más allá. Introduciendo los alimentos ecológicos y de proximidad en los menús colectivos; incorporando la alimentación en el currículo escolar, para que sepan, por ejemplo, cuándo se recogen los tomates, o de donde viene la leche; sin olvidar lo práctico que resultaría que aprendieran, siquiera mínimamente, unas nociones de nutrición y cocina.
Pero, vistos los tiempos que corren, contentos podremos estar, si no se desmonta el sistema público educativo. Y aunque ante el fragor de los recortes, perdón ajustes, lo anterior parezca una nimiedad, se debería tenerlo en cuenta para el futuro. Si lo hay.

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