sábado, 2 de febrero de 2013

De caballo


[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 1 de febrero]

Pues sí. ADN de caballo en hamburguesas de vacuno. ¿Nos hubiéramos escandalizado igual si la carne fuera de corzo, que es más caro? ¿O de conejo, considerado por los británicos como animal de compañía antes que alimento? Pero, una vez más, los árboles no nos dejan ver el bosque. O nos los plantan delante para impedirlo, que todo puede ser.
Dejemos sentado que no es un problema sanitario, sino, en todo caso, de un fraude, por pequeño que sea. Ya se encargan los inspectores de que los productores alimentarios derrochen limpieza, incluso excesiva, pero eso es asunto para otra semana.
No, la cuestión es diferente y tiene que ver con la normativa que se impone al sector. Si hay quien se indigna por esas trazas de vacuno, ¿qué hará al comprobar que los salchichones llevan fécula de trigo? Lo saben los celíacos, por la cuenta que les trae, pero la mayoría ignora que esa rodaja de embutido es, casi, un bocadillo a la inversa, con el pan nadando entre la carne para aportarle consistencia.
Unos reglamentos que permiten legalmente que un vino monovarietal —obviamente, el que se elabora con una única variedad de uva, sea garnacha, tempranillo, etc.— solamente lo sea en un 95 %; es decir que puede llevar otras uvas diferentes.
O que el aceite de oliva, así, sin apellidos, proceda aceites lampantes, desechados y tratados de forma química para eliminarles malos aromas —de hecho no saben a nada—, con un mínimo aporte de, ahora sí, el de verdad: aceite de oliva virgen.
¿Sabemos con qué están elaboradas las industriales salchichas de Frankfurt? Son legales, pero mejor ignorar su composición más allá de las generalidades como carne y grasa de cerdo.
Por no hablar de bífidos, bucólicas imágenes publicitarias de caldos caseros, transgénicos no declarados o aditivos diversos.
Casi mejor, zamparse directamente un chuletón de carne de caballo, que bien sabroso está, como saben los belgas, habituales consumidores.

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