sábado, 22 de noviembre de 2014

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[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 21  de noviembre]

Una vez más, la guía roja, la ‘Michelin’, esa que persigue portadas en los medios, la que vende neumáticos, lo ha conseguido. Está de nuevo en el ‘candelabro’. Y el firmante sigue sin entender los criterios de la misma, aunque ya ha renunciado a entenderlos, más allá de su afán mediático.
Así pues, también novedades en Aragón. Pierde su estrella, como se veía venir ante los vacilantes cambios de orientación del establecimiento, la Bal d’Onsera, con lo que la capital se queda apenas con La Prensa. Se mantiene, eso sí, la de la Hospedería El Batán, en el profundo Teruel, mientras que las incorporaciones llegan desde Huesca.
Mantienen el estatus Las Torres y Lillas Pastia, a quienes se suma la gran sorpresa, el Tatau bistró. Y, hay que reconocerlo, es la primera vez que la guía se adelanta a este cronista, al que no le ha dado tiempo a pisar el atípico establecimiento oscense, de apenas dos años de vida. Enhorabuena a los que siguen y larga vida a quienes desaparecen, pues no hay que negar la importancia para las cifras de negocio que supone la estrellita de marras.
Otro asunto son las valoraciones, pues con la nueva distribución aragonesa todavía se entiende menos el podio. ¿Son los cinco mejores restaurantes de Aragón? No por cierto, sin negar las virtudes de cada uno de ellos, pero probablemente no coincidirían con las listas de los propios profesionales aragoneses; eso sí, todos merecen una detenida visita. ¿Hay algún nexo común entre ellos? Tampoco, pues se pueden encuadrar en la alta cocina, el moderno bar de tapas o el hotel rural con encanto, pero sin conexiones mutuas, más allá de su ubicación en la misma comunidad y el lógico uso de productos de la tierra. Reflexiones que podríamos extender al resto del país, donde lo único notorio ha sido la segunda para Aponiente, el restaurante de pescados de Ángel León, y la sempiterna negación de la tercera para Mugaritz, el templo de Andoni Luis Aduriz.

Lo cierto es que, un año más, estamos escribiendo de esa guía que apenas vende ejemplares en nuestro país –sí fuera, que es de verdad donde la utilizan los aficionados−, pero logra siempre sus objetivos. Salir.

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