sábado, 28 de febrero de 2015

Viña Ibérica

 [Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 27  de febrero]

Pocos vinos aragoneses se pueden encontrar en el afamado mercado madrileño de San Miguel, que, dicho sea de paso, poco tiene de traspasable a Zaragoza, como se empeñan algunos. Pues antes que mercado es lugar de degustación, especialmente para turistas y gentes de paso, que adquieren los productos, cocinados o no, y los disfrutan allí mismo, en pleno centro de la capital del Reino.
Y es una pena la ausencia de nuestros vinos, pues esta misma semana se podía observar a varios estadounidenses pidiendo ‘vinos de gornacho’, influidos evidentemente por el efecto Parker, y dispuestos a pagar cantidades exorbitantes por los mismos. De hecho, se aplicaron una copa de garnacha centenaria del Campo de Borja, por la que abonaron, religiosamente y al parecer felices, más de lo que aquí nos cuesta la botella.
Como en la planta gourmet de los grandes almacenes por excelencia, sita en Callao, otra especie de san Miguel en altura, donde nuestros vinos destacaban por su ausencia. Apenas las dos clásicas marcas del Somontano y, eso sí, unas cuantas, pocas, garnachas de Borja.
Y no es cuestión de volumen de las bodegas. Pues en ambos lugares, además de apreciarse una especie de alianza garnacha = Priorato, sí se veían botellas de pequeñas bodegas singulares. Diferentes y, al parecer, dinámicas a la hora de vender sus vinos.
Esperemos que experiencias como el salón Viña Ibérica, que se acaba de celebrar en el Idílico restaurante, sirvan para que nuestras bodegas, aragonesas y otras, apuesten por la tipicidad y la diferencia, se alejen de lo convencional, y entiendan de una vez que hay que salir al mercado.

Los nos muchos que van sumándose al mundo del vino –seguimos a la cola del consumo en Europa− no buscan ya los clásicos rioja, ni tampoco creen en el escalafón joven-crianza-reserva. Esperan vinos singulares, diferentes, que les motiven, siendo el precio un condicionante menor, aunque importante. Y por ahí va el futuro de nuestra producción… o por la exportación a escaso precio para competir con los vinos del Nuevo Mundo. Es lo que hay.

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