sábado, 2 de julio de 2016

¿Médicos o cocineros?

 [Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 1 de julio]



Deje de informarse. Pues está extendiéndose, a velocidades de vértigo, una peligrosa tendencia por la que los cocineros nos cuentan qué es comer sano. Mientras una niña es ingresada en un hospital al sufrir la alimentación impuesta por sus padres, veganos, conspicuos cocineros como Alain Ducasse dejan de ofrecer carne en bastantes de sus estrellados restaurantes, ya que es mala para la salud.

Los ciudadanos hemos sufrido las opiniones políticas de actores y cantantes, las recomendaciones vitales de empresarios exitosos, las previsiones de economistas, las sugerencias –pagadas− de consumo por parte de exitosos deportistas, además de las recientes campañas electorales. Y, por si fuera poco, ahora determinados cocineros nos dicen qué tenemos que comer.

Zapatero –nombre común, no propio− a tus zapatos; y cocinero a tus fogones. Para quien peinamos canas nada más preocupante que un guisandero esbelto, pues en nuestro imaginario el cocinero era un señor obeso, de cara redonda, feroz ante los fuegos mas feliz ante el cliente, del que solo quería que saliera contento y saciado de su casa.

Obviamente, la nutrición, la forma de comer, es cada vez más un problema de salud pública. Al que, por cierto, las autoridades, los jefes, nuevos o antiguos, siguen sin prestar excesiva atención, quizá por no molestar a la poderosa industria alimentaria.

Pero la función de los cocineros es cocinar. Bien como servicio, caso de los menús diarios, los de empresa, bien como placer. Si salimos de casa para comer o cenar fuera tenemos derecho a comer lo que nos apetezca, dentro de la oferta de cada restaurante. Ya iremos a un vegano si nos place, o a por el chuletón más espectacular.

Pero que no nos vengan desde la cocina a decirnos que quizá en nuestra elección, por ejemplo, foie como entrante –chute de grasa− y solomillo con salsa de queso –más todavía−, es equivocada al faltar legumbres y verduras. ¿O es que sabe usted qué he comido el resto de la semana?

Que ya somos mayorcitos.

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