lunes, 4 de julio de 2016

Apuesta por las Delicias

Pinocho Gastro Tapas amplía sus instalaciones sin abandonar el barrio

TEXTOS: J.M.M.U.

Laura Bermejo y Rubén Aznar apuestan por su barrio.
El cocinero Rubén Aznar nació en el barrio de las Delicias. Igual que su madre y su abuela. Y allí ha decidido quedarse a trabajar, junto con su esposa, Laura Bermejo, en lo que más les gusta, cocinar para la gente. De hecho, aprobó unas oposiciones para trabajar en lo suyo, se aburrió y volvió a la dura vida diaria. Donde sigue triunfando, junto con Laura.

Se trata del Pinocho Gastro Tapas −San Rafael, 27. Zaragoza. 976 532 187− una apuesta singular que sigue apostando por su barrio, en el que viven tres veces la población de Huesca capital. Se suma así ese incipiente movimiento que propugna mantener una hostelería de calidad en los barrios de la ciudad, Y ha conseguido el favor de propios y ajenos.

Fruto de ello de ello es el traslado –cerquita− del bar restaurante que abrió en 2012, ganando en diseño, espacio y comodidad para los clientes. A la vera de Vía Universitas, una terracita recibe al cliente. Ahí no se sirve, pero uno puede esperar, tomarse un cóctel salirse a fumar o tomar la fresca. Dentro, una amplia barra –donde no se sirve comida, solamente bebida− preside el espacio central, con mesas suficientes y acceso al vecino comedor.

Pues una de las singularidades que mantiene la casa es su menú de tapas, que bien podríamos considerar un menú degustación. Por 19,90 euros, sin vino ni café, ofrece seis tapas, una de las cuales actúa de postre, que suelen ir cambiando cada semana. En esta que concluye eran: Ravioli de mejillones escabechados y campari, Calabacín relleno de fideuá –espectacular−, Vieira con berenjena asada y queso, Manita de cerdo rellena de duxelle de gambas, Ternasco con manzana y humos y Melocotón con vino.

Espectacular calabacín relleno de fideuá.

Vieira con berenjena asada.
Cocina elaborada, con guiños a la modernidad, pero respetando los sabores tradicionales. Que se complementa con la oferta de tapas, entre ellas, varias del menú, y bastantes dulces, media docena, con precios que oscilan entre el euro y medio y los 4,50 del Tartar de atún. A ello se suma una oferta de raciones, más clásicas, con tabla de quesos, diversos huevos rotos, papas y ensaladas, etc.

Con un servicio correcto, la propuesta –y los precios− justifican la escapada a las Delicias, que logra así ir justificando el nombre de un barrio, tantas veces denigrado u olvidado, pero ya presente en el mapa gastronómico de la ciudad.

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