El Parlamento Europeo ha aprobado las enmiendas a la
Directiva 2001/18/CE que permitirá a los Estados miembro prohibir en latotalidad o en parte de su territorio el cultivo de transgénicos, organismos
modificados genéticamente.
España es el único país europeo que cultiva transgénicos a
una escala considerable y solo otros cuatro países (Portugal, República Checa,
Rumanía y Eslovaquia) permiten el cultivo del maíz insecticida MON810 (él único
autorizado en la UE) de una forma casi simbólica en sus territorios. En España
esto ha sido posible gracias al apoyo de los últimos gobiernos del PP y el
PSOE.
Pese al apoyo al cultivo de transgénicos desde el Gobierno
central, varias comunidades autónomas han manifestado en los 16 años de cultivo
de transgénicos en España su deseo de no permitirlos en sus territorios.
Amparados por la nueva legislación, ahora tienen la oportunidad de formalizar
este propósito. El País Vasco, por ejemplo, ya ha informado de su intención de
prohibir el cultivo de transgénicos a través de la reciente normativa aprobada.
Comunidades autónomas como Asturias, Islas Baleares, Islas
Canarias y Galicia que ya han manifestado su rechazo a los cultivos
transgénicos deberían ser las siguientes en dar este paso pero las demás
también lo podrán hacer.
“Con la nueva
legislación sobre el cultivo de transgénicos aprobada hoy en el Parlamento
Europeo, desde Greenpeace animamos a las comunidades autónomas a seguir los
pasos del País Vasco y a solicitar la prohibición de estos cultivos en su
territorio”, ha señalado Luís Ferreirim, responsable de la campaña de
agricultura de Greenpeace España. “Esperamos que la ministra Isabel Tejerina,
acérrima defensora de los cultivos transgénicos, no ponga trabas a las
solicitudes de prohibición del cultivo de transgénicos que efectúen las
comunidades autónomas”.
Aunque esta nueva legislación tiene varias debilidades, como
ofrecer a las empresas biotecnológicas un lugar central en las negociaciones y
excluir la posibilidad de utilizar argumentos de carácter medioambiental por
parte de los Estados, permite sin embargo a los países prohibir un solo cultivo
transgénico (por ejemplo el maíz MON810); todas las variedades de un cultivo
transgénico; o cultivos transgénicos con una característica específica (los
resistentes a insectos, por ejemplo). Los Estados deben fundamentar su decisión
por objetivos de política medioambiental, agrícola o pública; ordenación
territorial; uso del suelo; impactos socioeconómicos; o para evitar la
presencia de transgénicos en otros productos.
“Los 16 años de
cultivo de maíz transgénico en España demuestran que este no es necesario
puesto que no ofrece mayores rendimientos que las variedades convencionales, se
pueden evitar los daños de las plagas con otras prácticas y además es una seria
amenaza al desarrollo de la agricultura ecológica, la única solución
sostenible, con futuro, con una demanda creciente, que cuenta con el apoyo de
la ciudadanía y que ofrece alimentos sanos y respetuosos con el medio ambiente”,
ha afirmado Luís Ferreirim.
Fuente: Greenpeace
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