sábado, 3 de enero de 2015

¿Existe la agroalimentación?

[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del sábado, 2  de enero]
 
Caras de circunstancias ante el claro posicionamiento del Gobierno de Aragón
a favor de los transgénicos, el mismo día 
que se presenta el nuevo comité de los ecológicos. FOTO: DGA


Mientras los productos ecológicos parecen recuperarse, se mantiene la crisis en el Jamón de Teruel


Toca repetirse, qué le vamos a hacer. El titular de esta misma página hace justo un año, era el mismo que hoy: «¿Existe la agroalimentación?». Aunque podría ser peor, si tiramos del pesimismo, o del optimismo bien informado, suprimiendo la interrogación y añadiendo un ‘no’ al principio de la frase.
Casi lo único satisfactorio, y fue hace unos meses, resultó la presentación ante los medios de la nueva Junta rectora del Comité aragonés de Agricultura ecológica, que mantenía un perfil muy bajo a raíz de sus fuertes desencuentros con la consejería de la anterior legislatura.
Justo antes de la campana, Lobón consigue esa ansiada foto positiva –la PAC en Teruel, el lindano− con los agricultores ecológicos, que tratan de recobrar su impulso y presencia en nuestra comunidad. Pues crece bastante la oferta en tiendas y restaurantes, pero nos siguen faltando muchas hortalizas, carne ecológica y productos elaborados.
Sin embargo, como si fuera el escorpión de la fábula, el consejero no pudo contenerse y manifestó, ante la estupefacción de la concurrencia, la decida opción del gobierno, actual, de los aragoneses por los transgénicos, a los que, obviamente, se oponen los ecológicos.

Entre los tribunales y la extinción
Tampoco resultó muy ágil la gestión del conflicto en el consejo regulador del jamón de Teruel, que sigue acaparando titulares, aunque no precisamente por su calidad o los premios de sus perniles. Mientras se dirime si son simples desmadres contables, o existe algo más, la personalidad del jamón turolense se va diluyendo, y apenas algunas empresas luchan por mantenerse en un mercado complicado, que ha sufrido la ruptura de la burbuja del ibérico. El jamón de Teruel tiene hueco en el mercado, por debajo de los ibéricos de verdad, cierto, pero muy por encima de tanto pernil semicrudo que se vende a precio de orillo. Eso sí, hay que optar por una línea de trabajo y mantenerla hasta que lleguen los resultados.
Si han encontrado su hueco los productores del Ternasco de Aragón –los que están en peligro de extinción, ellos; no los corderos−, aunque deberían salir más fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, la producción de nuestro emblemático ternasco es costosa y no puede competir con carnes industrializadas y banales, que siempre salen ganando en tiempos de crisis.
Si la administración contemplara los aspectos que suele olvidar, desde los agroambientales −¿quién cuida el monte mejor que los rebaños?− a la contaminación de los purines, que acabamos pagando todos, incluso los que no comen cerdo, probablemente habría futuro para nuestros seleccionados corderos.
El resto de indicaciones de calidad, los aceites, la cebolla Fuentes de Ebro el melocotón de Calanda, van subsistiendo como pueden, pero sin generar ilusión entre los propios consumidores aragoneses; que, por ejemplo, ignorar que el espárrago de Navarra es también aragonés.
Y el vino, cuyo consumo sigue sin despuntar, se mantiene escondido en la exportación. Lo que, si en general no supone vender a precios elevados, al menos posibilita la viabilidad de las bodegas aragonesas, especialmente las que han apostado por las variedades autóctonas. Mejor parece irles a los del cava, que siguen explotando la cuestión catalana para abrir nuevos mercados.

Interesantes iniciativas
Afortunadamente, en la agroindustria aragonesa coexisten pequeñas y dinámicas empresas que van encontrando su cado de mercado. Como Elasun, las dos emprendedoras barbastrenses que han colocado dos de sus especiales mermeladas entre los quince primeros productos gastronómicos con marca Saborea España, la apuesta de Brazal por el arroz con variedades o el éxito de la sangría Lolea por todo el mundo.

Tres ejemplo, hay muchos más, pero poco espacio, que explicitan como el tamaño no está reñido con la calidad o la innovación. Que es, junto con el buenhacer de nuestros agricultores y ganaderos, la esperanza de futuro para el sector. Que los consumidores lo entiendan.

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