sábado, 30 de noviembre de 2013

¿Minicocina?

[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 29 de noviembre]

Nadie duda del auge de las tapas, que quizá sea una de las más significativas contribuciones de la gastronomía española a la mundial. De hecho, aquí acabamos de asistir a los concursos de Zaragoza y provincia, y el de Huesca, y ahora llega Aragón con gusto (de tapas), donde no se concursa, sino que se presume de la mejor tapa en más de 200 establecimientos de las tres provincias.
Sentado lo anterior, y animando a todo el mundo de disfrutar de las tapas, quizá sea el momento, una vez degustada y convenientemente regada, de sentarse a reflexionar acerca del concepto tapa. Pues no son tapas todo lo que se ofrece en las barras de los bares.
Entendiendo que pueda haber otras opciones, considera uno que la tapa es un bocado rápido y mínimo –lo que no implica malo y rustico−, un complemento alimenticio a la bebida, que sirve de aperitivo antes de la comida o cena; que se disfruta habitualmente con las manos, quizá ayudado por un palillo o una cucharilla; y siempre con el codo en la barra, mejor en compañía.
Es decir, una cosa es la minicocina y otra las tapas. A veces nos sirven algunas en determinados bares –deliciosas, no lo vamos a negar− que requieren abundantes cubiertos y, especialmente, otras condiciones: mesa, espacio, tranquilidad. Y, a codazos, es difícil disfrutar de las mismas. Como si fuera un trozo de un menú degustación, pero de pie y en malas condiciones.
En la gastronomía, tan importante como el texto es el contexto. Si no saben igual unas sardinas asadas a la orilla del mar que en un restaurante de la España profunda, lo mismo pasa con los minibocados denominados tapas. Y sin denigrar de la creatividad en las tapas, que la hay y muy acertada, nada sería peor para nuestros bares que tratar de colocar los platos de minicocina muy elaborada entre vino y caña.

A la tapa, lo que es la tapa, y a la cocina, lo que es propio de ella. Pues sepan que servir una croqueta en su punto, desgraciadamente, no está al alcance de todos.

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