sábado, 11 de abril de 2015

Gourmets

 [Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 10 de abril]

Comienza el lunes una nueva edición del Salón de Gourmets, donde los productos aragoneses estarán presentes en un estand compartido, igual que el año pasado. Y, como novedad, gracias al programa Pon Aragón en tu mesa, seis productores agroalimentarios del mundo rural, dos por provincia, mantendrán un encuentro, con degustación, con distribuidores y comercios.
Es lo que hay que hacer. Prácticamente todo el sector valora la buena calidad de nuestros productos, pero también existe unanimidad en nuestras carencias a la hora de comercializar. Y el buen paño ya no se vende en el arca. Cabe recordar, por ejemplo, que Aragón fue pionera al crear la DOP Jamón de Teruel, la primera del sector, como también sucediera con la IGP Ternasco de Aragón, DOP Cebolla Fuentes de Ebro o DOP Melocotón de Calanda. ¿Vemos dichos productos fuera de nuestras fronteras?
Tenemos una pasión por crear ferias locales y comarcales, cuya trascendencia resulta más bien escasa. Eventos para consumo interno, loa de autoridades en los que, eso sí, siempre suele haber algún puesto con embutidos castellanos o leoneses. Tienen sentido, sí, enclavadas en zonas turísticas, buscando la difusión entre nuestros visitantes, pero son las menos.
Cada vez que algún establecimiento extranjero nos pregunta por algún producto aragonés –lo que no resulta inusual, por cierto−, hay que acudir directamente al elaborador, pues no existen otros canales. Y todo está inventado, se llama distribuidor y se encarga de suministrar al comprador los productos; otro asunto es cómo funcionan la mayoría de los de aquí.

Terminaremos con una significativa anécdota. Un quesero descubrió que uno de sus quesos formaba parte de la tapa de un bar; habló con el responsable y consideró que el precio que pagaba al distribuidor era excesivo –de sus seis euros, a nueve en la factura−, con lo que se ofreció a servir él mismo. Así lo hizo el primer mes, luego fue fallando… y al final, el dueño del bar cambió de queso. Pues eso. Unos a elaborar y otros a comercializar.

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