sábado, 16 de mayo de 2015

En campaña

 [Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 15 de mayo]

Los ciudadanos apenas consultan los programas electorales, cuando los hay, que algunas de las propuestas no pasan de genéricos deseos, sin apenas concreción. Quizá por ello la opinión a la hora de valorar las diferentes propuestas de los partidos, coaliciones o agrupaciones que se presentan, se conforma gracias a los medios de comunicación.
Que, como este, hacen lo que pueden, especialmente en esas páginas de resumen por disciplinas que permite comparar, más o menos, lo que opinan. Pero todavía no le ha tocado el turno a la agroalimentación, el turismo y la gastronomía, así que habrá que esperar al próximo viernes, pues uno se pierde en las webs oficiales a la hora de encontrar ideas concretas.
En cualquier caso, el tema que nos ocupa apenas aparece en los mítines, más dados a la autocomplacencia y el ataque a los otros, que a la exposición de ideas, sean o no creativas. Apenas en alguna localidad muy agrarizada o turística aparece el asunto.
Es decir, que se antoja secundario para nuestros futuros dirigentes. Como si no comiéramos todos los días, o tanto el sector primario, como el turístico, supusieran una buena parcela del PIB.
Pues no vale que digan generalidades. Ya sabemos que todos están por el apoyo a la agricultura y la ganadería; por fomentar la agroindustria, la comercialización y la difusión de los productos propios; por impulsar el turismo de interior, fortalecer la hostelería y matizar los impuestos de las pequeñas empresas y autónomos. ¡Faltaría más!
Pero queremos saber –algunos al menos, para decidir que votamos− si potenciamos cadenas hoteleras rusas o pequeños hoteles rurales; si nos volcamos en el porcino industrial o en potenciar la huerta y su transformación en botes; si aliviamos los trámites para abrir una carnicería o potenciamos nuevas grandes superficies; o si en el bar del Pignatelli podemos beber cerveza aragonesa o tiene que venir de Andalucía.

Porque, si ahora que los futuros ‘jefes’ tienen tiempo para pensar, no lo hacen. ¿Qué pasará cuando gobiernen? Ya que una vez en el cargo suelen olvidarse de preguntar a los diferentes sectores. En fin.

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