[Artículo publicado por el director de
GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 27 de junio]
Hace unas semanas saltaba a los medios la noticia de que el
cocinero extremeño Quique Dacosta, afincado en Denia, estudiaba implantar el
pago previo de 50 euros para atajar la cascada de anulaciones de última hora en
su afamado restaurante El Poblet. Es la punta de lanza de un problema que está
afectando a un buen número de establecimientos de alta calidad, comprometiendo,
incluso su viabilidad.
Sin ir más lejos, aquí mismo en Zaragoza, un fenómeno
similar sucede con pequeños y ansiados restaurantes, como La Senda, en Torrero,
donde la anulación de última hora, o simplemente no acudir, puede comprometer
el trabajo de toda la semana.
La gran mayoría nos indignamos, otrora, cuando los hoteles
comenzaron a exigir rellenar aquellos talonarios de las tarjetas de crédito en
previsión de gastos no declarados, como el minibar o el teléfono. Pero todos
terminamos por asumirlo, especialmente debido a que fue una actitud
generalizada en el sector.
En el caso de los restaurantes, de estos restaurantes,
terminará pasando lo mismo. Una mesa reservada es una mesa ya vendida y cuya
comida, en el caso de los menús degustación, ya está preparada para ser
servida. Si la mesa se cae, se pierde el género, el trabajo y, todavía más, la
posibilidad de que la disfruten otros comensales. Una cuota previa, que se
recupera al abonar la cuenta, parece una buena solución.
El problema, como siempre, es ser pionero, ‘comerse el marrón’. Dacosta está
abriendo el camino y pronto le seguirán otros, hasta que se generalice el
sistema.
No son pocos los clientes, insensibles, que incluso reservan
mesas a la vez en varios restaurantes, decidiendo a última hora en cuál comerán
o cenarán. Y ello, obviamente, repercute en el resto de comensales, que confían
en su palabra y en la del establecimiento. ¿Qué pensaríamos si al ir a
sentarnos en nuestra mesa reservada ya estuviera ocupada?
Las relaciones comerciales, y esta lo es, vienen presididas
por la buena voluntad y la confianza por ambas partes. Pero está a punto de
perderse. Así que, si estas vacaciones reserva una mesa, trate de ocuparla o,
al menos, cancele su reserva con la mayor antelación posible. Todos lo
agradeceremos.
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