[Artículo publicado por el director de GASTRO
ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 20 de junio]
Que la
gastronomía es una disciplina profundamente transversal se pone de manifiesto
al relacionarla con las dos noticias que acaparan las portadas estos días. De
un lado la eliminación de la selección española de fútbol, que más allá de lo
deportivo o anímico, resulta todo un mazazo para la hostelería española.
Los bares y
restaurantes habían colocado pantallas, diseñado menús especiales, cenas y
meriendas, en previsión de la llegada de aficionados que prefieren compartir la
experiencia –ya decepción− en lugares
públicos. Y ya no será lo mismo; no se celebra de la misma manera un partido de
la roja, que, por ejemplo, Nigeria contra Ghana, si es que puede darse tal
cruce.
Pero también
van a sufrir las consecuencias los telerestaurantes,
las tiendas de comida preparada y quienes venden quesos y embutidos,
alimentos muy relacionados con la doméstica contemplación del fútbol. Por no
hablar de los cerveceros.
Así, esta
temprana eliminación mermara las arcas de un sector que esperaba este mes para
redondear, o sobrevivir, a este primer semestre en el que apenas se aprecia esa
recuperación económica.
Pero también
la real coronación afecta a la hostelería. Por lo que publican las revistas de
colorines, los entonces príncipes eran bastante dados a escaparse a cenar en
restaurantes jóvenes y modernos, distendidos, alejados del boato que se asocia
con la gastronomía de la realeza. Lo que suponía, indudablemente, la promoción
de establecimientos informales, diferentes, que debe ser una de las vías de
identidad de nuestra gastronomía mayoritaria.
Y parece
bastante improbable que, en su nueva tarea, la real pareja pueda continuar con
estas lúdicas escapadas, más o menos clandestinas. Queda por ver si, en el
ejercicio de su cargo, promocionan nuestra gastronomía, y cuál de las varias
que coexisten.
Lo dicho que
la gastronomía, bien entendida, en toda su amplitud, es una de las escasas
disciplinas que afecta a todos los órdenes de la vida. Pues sin comida, no hay
vida.
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