[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 5 de diciembre]
Cristian Yáñez ultimando una de sus tapas en La Ternasca. Foto: Gabi Orte / chilindron.es |
La Ternasca, en el tubo, un establecimiento
casi monotemático
Por increíble
que parezca, Zaragoza no ha consolidado ningún establecimiento que tenga como
eje temático el Ternasco de Aragón, uno de nuestros productos más emblemáticos.
Los diferentes intentos que ha habido no cuajaron por diferentes motivos –aunque
nunca se intentó con un asador exclusivo, que probablemente sería un buen
negocio−, pero parece que la maldición llega a su fin.
Y lo hace de
la mano de Cristian Yáñez, cocinero formado en las más modernas técnicas, que
abrió hace unos meses La Ternasca, en pleno tubo zaragozano, lo que parece
garantizar una buena afluencia de público, local y foráneo. «El ternasco de siempre,
como nunca lo has comido» es lema del establecimiento, que cumple a rajatabla. Pues,
además de los clásicos preparados de ternasco, incorpora innovaciones y
preparaciones más osadas, jugando con el nitrógeno o el soplete, siempre a la
vista del cliente.
De entrada,
todos los jueves y hasta la llegada de la primavera, por 12,90 euros, ofrece un
cocido de ternasco, que se acaba de incorporar a la ruta de Las Moradas de san
Martín. Un cocido innovador, que lleva pelota elaborada con carne de cuello de
ternasco, la longaniza que elabora Pastores, pierna deshuesada y churrasco.
Variación del clásico, servido en dos vuelcos, poderoso en sabor y diferente de
lo trillado, ideal para esta época de frío.
Pero lo que se
lleva aquí son las tapas y raciones. Aunque también es posible disfrutar de su
comedor reservado, con capacidad para veinte personas, donde se pacta el menú
de grupos.
Entre las
abundantes propuestas de La Ternasca, se puede optar por las más clásicas, como
la baturra, costilla a la brasa –brasa de verdad− o los churrasquitos de
ternasco. Pero también canelones de ternasco, croquetas, madejas, etc.
Ya innovando
la cocina del ternasco, se encuentra el Campero, un mollete con longaniza
de ternasco y hortalizas, terminado al grill; las Patatas sherry, tipo chip con
huevos rotos y tallarines de ternasco aliñados; o el rulo de cabra con
una picada de ternasco y vinagreta de oliva negra.
No falta el
espectáculo que rodea a la cocina moderna, como el chipirón relleno de ternasco
gratinado por el cocinero ante el cliente; o los juegos con el humeante
nitrógeno.
En fin, un
establecimiento necesario, con empaque para presumir ante los foráneos, que
explicita las posibilidades del ternasco, tanto en su versión más clásica, como
en la más radicalmente innovadora. La bodega es suficiente para sus propuestas
y destaca la amabilidad del servicio, siempre atento a las necesidades del
cliente. Esta vez, sí durará la propuesta ternasquera.
Estébanes,
9. Zaragoza. 876 115 863. . Cierra los lunes al mediodía. Horario: de 11.30 a 16
y de 19.30 horas al cierre. Admite tarjetas. No tiene menús. Posee un reservado
para 20 personas, donde ofrece menús a la carta para grupos.
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