[Artículo publicado por el director de GASTRO
ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 18 de julio]
La batalla ha comenzado y lo ha hecho en
Francia, que, nos guste o no, sigue siendo puntera en esto de la gastronomía.
Según informaba publico.es, un tribunal de Burdeos ha condenado a una bloguera
francesa a pagar 1500 euros a un restaurante, que la acusó de la baja afluencia
tras una crítica negativa.
Vale que actualmente cualquiera, sea o no
bloguero, gracias a todas las páginas de reservas y opiniones, pueda escribir
lo que se le antoje de un determinado establecimiento, su comida, decoración o
servicio. Se supone que, siempre dentro de los lógicos límites, ello entra en
la libertad de expresión.
Y en contra de los medios de comunicación
clásicos –prensa, radio, televisión, revistas−, donde existen una serie de
filtros, tanto a la hora de contratar al profesional, como de publicar según
qué comentarios, en la red no parece haber límites. Su peculiar configuración
visual consigue que sean indistinguibles los meros panfletos –bien
diferenciados en papel− de un trabajo serio y documentando.
Por otra parte, ese ‘cotilleo’ al que todo el mundo atiende en mayor o menor medida,
provoca la rápida y viral propagación de los comentarios negativos,
especialmente si se escriben de forma desenfadada e incluso ingeniosa. Con lo
que resulta muy fácil que el ‘calentón’
de un cliente enfadado llegue a miles de personas, sin que el establecimiento
se pueda defender.
Y en esas estamos. Obviamente, no se
puede −ni debe− dejar en manos de los jueces, y menos en este país, la
hipotética censura, que siempre será a posteriori, de este tipo de comentarios.
Con lo que poco se puede hacer.
Salvo recomendar a los aficionados que se
vinculen a páginas serias y documentadas, que las hay, y las sigan, evitando la
propagación de infundios. Mientras que los sufridos hosteleros deberán armarse
de paciencia pues no se avista solución en el horizonte. Eso sí, tampoco vale
alabar la red y presumir de ella cuando nos llena de estrellitas, para
denostarla en caso contrario.
Esperando encontrarnos ante un sarampión
transitorio, no queda otra que cada palo aguante su vela… con educación, si es
posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario