[Artículo publicado por el director de
GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 3 de julio]
Han
coincidido esta semana la presentación del XXV aniversario de la más joven de
las denominaciones aragonesas, la de Calatayud, y también la nueva campaña de
imagen de la DOP Cariñena.
El «Vino de
las piedras» ya se ha convertido en un eficaz lema, asociado con Cariñena y
capaz de diferenciar a una de las más antiguas denominaciones españolas.
Renueva eficazmente sus propuestas, asociando la elaboración del vino con el
trabajo del escultor en piedra. Terruño y transformación en arte gracias a la
intervención humana.
Por su parte,
Calatayud se presenta como «Viñedo extremo. Vinos de altura» aludiendo a las
características de sus cepas, situadas a gran altitud, pero también sugiriendo
una idea de calidad, que no falta en las garnachas de la zona.
Borja
continúa con su «Imperio de la garnacha», mientras Somontano se afane en darse
a conocer en los Estados Unidos, ya que, curiosamente, es la zona aragonesa que
menos exporta.
El caso es que
las denominaciones han entendido que hay que promocionarse. Que el buen vino ya
no se vende en la bodega, sino que necesita presencia activa, campañas, prensa,
radio, televisión, revistas especializadas. Y hay que competir con otras zonas
que hace ya tiempo que apostaron por darse a conocer.
LO que sigue
faltando, y estos tiempos de pactos parecen un buen momento, es atacar la
promoción conjunta de nuestro vino. El consumo, no nos engañemos, sigue
decreciendo y la mayoría de los jóvenes viven de espaldas a la que debería ser
nuestra bebida nacional, que para eso somos los mayores productores mundiales.
Resultaría
bonito que una de las primeras acciones del nuevo consejero de Agricultura
fuera la promoción conjunta de nuestro vino, siempre de forma moderada, tanto
aquí, como allende nuestras fronteras. Bonito… y necesario.
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