sábado, 18 de julio de 2015

Saciarse

[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 17 de julio]

En los días de verano, por ocio o vacaciones, placer o necesidad, se suele salir mucho más a comer o cenar. Y se aprovecha para descubrir nuevos establecimientos, los que se encuentran en su zona, o amoldarse a lo que hay, los que se encuentran lejos de casa. Hasta ahí todo perfecto.
Sin embargo, sobrevuela un problema, que puede llegar a ser grave en ocasiones. Las expectativas del cliente, qué es lo que espera del establecimiento. Casi nadie −¡ojo, alguno hay!− se pide un chuletón en un vegetariano o una paella en un italiano. Hasta aquí el asunto parece claro y tan solo hay que informarse mínimamente antes de entrar en el establecimiento en cuestión, que además suele colgar su oferta en el exterior.
Pero hay quienes salen a comer y cenar para saciarse, incluso para fartarse de forma desesperada, como si fuera su última cena. Y se enfadan si las raciones no son tan abundantes como querrían sus inagotables instintos. Otros, en cambio, sentimos cierta molestia cuando los platos desbordan una comida que quizá no podamos terminar.
Haylos –sucedió hace unos días en Zaragoza− que tras finalizar un menú degustación, piden un chuletón, pues la oferta les ha parecido escasa o no les ha gustado. La repetida y manida crítica hacia la alta gastronomía, plato grande y poca comida. Hasta que Arzak, hace ya décadas, pesó su menú degustación y demostró que había la misma o más cantidad que en cualquier menú diario de polígono industrial.
Indague estos meses vacacionales, pero no pida peras al olmo. Si no va a un festival rockero en la playa para escuchar gregorianos, no pida al bar o restaurante aquello para lo que no está preparado. Afortunadamente, a los clientes nos queda la libertad de elegir donde disfrutamos de la gastronomía; a los profesionales, tan sólo, la opción de explicar claramente cuáles son sus propuestas.

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