[Artículo publicado por el director de
GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 16 de mayo]
La DOP Campo de Borja ha anunciado, coincidiendo con esta su
semana grande, el lanzamiento de un cóctel elaborado con garnacha, para el
próximo mes de junio. Una promoción por la que hay que felicitar a esta
dinámica denominación, pues deben ser los mismos productores los que también
desmitifiquen la lamentable situación a la que hemos llegado con el vino.
Ciertamente todos nos pasamos de frenada. Desde periodistas,
hasta críticos, enólogos, sumilleres, bodegueros, clientes ‘pijos’ y ‘marisabidillos’: todos. Probablemente había que hacerlo en su
momento, aquellos vitales setenta, en los que cambiaron radicalmente las
costumbres en nuestro país. Pues la transición no fue simplemente política.
Pero de aquella inicial reivindicación del vino como cultura
–hasta entonces simple alimento o vehículo de alcohol− a los excesos de hace
unos años había un gran trecho. Nos pasamos de frenada, generando un esnobismo
absurdo que ha terminado alejando a la ciudadanía del placer del vino. Había
que ‘entender’ o, al menos, aparentarlo.
La realidad actual es que el mayor país productor de vino
del mundo –datos de la última cosecha− es uno de los menores consumidores de
Europa. Si las cifras no le convencen, salga a la calle y mire quién bebe vino;
luego visite cualquier ciudad europea y compare.
Así pues, bienvenido el cóctel, si con eso iniciamos a los
jóvenes –a todos, que mi madre lo hizo pasados sus ochenta años, y en ello
sigue− en el vino. Pero ojo con volver a pasarnos de rosca. Pues el cóctel
tenderá, inevitablemente, hacia la sofisticación, inútil en la mayoría de los
casos, como ya pasa con la coctelería clásica.
Quizá nunca haya sido más acertada la frase «los
experimentos con gaseosa» que en esta ocasión. Con gaseosa, sifón, agua con
gas, unos simples cubitos será más sencillo que el neófito se vaya
acostumbrando a la cultura del vino. Y vaya evolucionando.
Pues apenas conozco a ningún bebedor de modernos gintonics capaz de disfrutar con una
simple copa de esas caras ginebras.
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