La Coordinadora de Organizacionesde Agricultores y Ganaderos (COAG) ha enviado a los principales partidos
políticos que se presentan a las elecciones al Parlamento Europeo un decálogo
de propuestas que giran en torno a los principales retos que debe afrontar el
sector agrario en los próximos años:
Potenciación del modelo social y
profesional de agricultura en nueva PAC, innovación al servicio de las pequeñas y
medianas explotaciones, políticas de regulación de mercados, preferencia
comunitaria y equivalencia normativa para productos europeos e importados,
recursos contra el cambio climático y creación de cadenas agroalimentarias de
valor compartido, entre las líneas de
actuación que se reclaman.
Sector agrario, sector estratégico.
El sector agrario es clave para
Europa y, como tal, sus intereses deben considerarse prioritarios y
estratégicos por aquellos representantes que resulten elegidos para formar
parte del nuevo Europarlamento. En Bruselas se toman la mayor parte de
decisiones que afectan a los agricultores/as y ganaderos/as, en especial las
políticas agrarias y alimentarias que dependen casi exclusivamente de
normativas europeas.
Una PAC fuerte basada en el modelo social de agricultura y la soberanía
alimentaria
La Política Agraria Común (PAC)
debe fomentar el modelo social de agricultura,
generador de empleo y de economía real, defensor de la biodiversidad y
del respeto al medio ambiente. El abastecimiento de alimentos sanos, en
cantidad y calidad suficiente y la mejora de las rentas de los agricultores y
agricultoras deben ser prioridades de esta política. Para ello, es necesario
recuperar una política agraria sobre la base de la soberanía alimentaria
(capacidad de decisión sobre políticas agrarias y alimentarias y no sumisión a
los acuerdos comerciales internacionales) y revertir el recorte del presupuesto
agrario para el periodo 2014-20.
La imprescindible gestión y regulación de los mercados
Las medidas de gestión y
regulación de los mercados, paulatinamente desmanteladas en los últimos años,
han de recuperar un papel protagonista en el seno de la PAC. La UE debe
modificar su paradigma de desregulación de los mercados por la instauración de mecanismos
que eviten la volatilidad de precios y garanticen la estabilidad de los
mercados agrícolas y unos precios a los agricultores que superen sus costes de
producción.
Reducción de costes y de la dependencia exterior
Para garantizar la sostenibilidad
del sector productor se debe promover además la mejora permanente de su
estructura de costes, muy dependiente de insumos y materias primas procedentes
de fuera de la Unión Europea, así como del coste energético. El eslabón
productor debe incrementar su valor añadido dentro de la cadena agroalimentaria
y, para ello, trabajar para seguir mejorando sus estructuras de producción,
comercialización, transformación y negociación.
La agricultura y la alimentación no son “monedas de cambio”
El impacto potencial de los
acuerdos internacionales de comercio sobre los productores agrarios es enorme.
Por ello, la Unión Europea debe mantener una posición de firmeza ante las
negociaciones de liberalización comercial y evitar concesiones. Es decir, la UE
ha de replantear el continuo proceso de liberalización comercial mediante
negociaciones en la OMC o a través de acuerdos bilaterales de libre comercio
con países terceros, por sus graves consecuencias para los agricultores
europeos y los de los países implicados.
Europa debe recuperar el principio de preferencia comunitaria.
Mismas normas para productos europeos e importados
Las importaciones han de respetar
los estándares de calidad europeos. En aras de la seguridad alimentaria de los
consumidores y de la calidad de los productos a los que puedan tener acceso, se
ha de asegurar que las importaciones de terceros países cumplen los elevados
estándares de calidad presentes en la UE, en materia medioambiental,
sociolaboral, sanitaria (por ejemplo, en lo concerniente a hormonas en la carne
y en la leche, productos transgénicos, carnes cloradas, animales clonados, etc
…), lo que contribuiría sin duda a lograr también la mejora de las condiciones
de vida y trabajo en terceros países.
Regulación pública del funcionamiento de la cadena agroalimentaria
Establecimiento de una regulación
pública europea para la mejora de las relaciones en la cadena alimentaria. Las
iniciativas voluntarias entre los agentes de la cadena pueden servir como
elemento formativo y educativo, pero para desterrar las prácticas comerciales
desleales y abusivas es necesario articular mecanismos legislativos que aborden
el desequilibrio entre el atomizado sector productor frente al altamente
concentrados sector industrial y al oligopolístico sector de la distribución,
prohibiendo aquellas prácticas comerciales abusivas e incorporando excepciones
en la aplicación de la normativa de competencia para el sector agrario.
La innovación al servicio del modelo social de agricultura
Las políticas de innovación e
investigación centradas en el sector agrario deben tener continuidad y
potenciarse, siempre considerando las necesidades de los agricultores y
ganaderos, mediante su participación en la gestación y el desarrollo de
proyectos de I+D+i. La producción agraria debe incrementar su valor añadido
dentro de la cadena agroalimentaria. Para ello, se debe apoyar de forma
continua un I+D+i dirigido a unir las demandas y necesidades del consumidor con
la producción, favoreciendo así la auténtica innovación y la creación de cadenas
agroalimentarias de valor compartido.
Garantía de seguridad alimentaria
Se ha de seguir trabajando por
mejorar las garantías de seguridad alimentaria de todos los alimentos que se
produzcan y comercialicen en la Unión Europea conseguidas gracias a las
políticas agrarias y alimentarias desarrolladas desde la creación de la Unión
hasta alcanzar los estándares públicos más exigentes del mundo. En este sentido, hay que apostar un modelo de
agricultura sostenible que ofrezca la máxima seguridad alimentaria y para ello,
la Unión Europea debe abordar la prohibición de los organismos genéticamente
modificados en base al principio de precaución.
Sostenibilidad ambiental y social. Lucha contra el cambio climático
La lucha frente al cambio
climático y la mejora del medio ambiente deben afrontarse teniendo en cuenta
las particularidades de nuestro clima y no sólo bajo los planteamientos de
países del norte de Europa. El ahorro y la eficiencia energética, la
modernización de regadíos, la reducción del desperdicio de alimentos, los
sistemas de gestión de residuos, subproductos y envases, etc. han de diseñarse
desde la perspectiva de la sostenibilidad social, teniendo en cuenta las
particularidades del sector agrario. Para preservar la biodiversidad resulta
esencial reconocer el derecho de los agricultores a conservar, intercambiar y
vender semillas de variedades locales, lo cual permite a las explotaciones
reforzar su resistencia a las perturbaciones exteriores y a los cambios
climáticos y ambientales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario