Presentados los jóvenes de san Valero

De izquierda a derecha: Javier Domeque, enólogo;
José Antonio Ruiz, presidente;
y José Antonio Latorre, director comercial.
FOTO ALMOZARA

La bodega san Valero, en la DOP Cariñena, ha lanzado ya al mercado sus vinos jóvenes de 2011, englobados dentro de la marca Castillo Ducay, que fueron presentados las pasada semana en Zaragoza, en un acto público celerado en la sede de Bantierra.  Blanco, rosado y tinto, que ya han obtenido diferentes premios en otras añadas, y que no superan los dos euros en cualquier establecimiento.

Mantienen la línea de trabajo de la bodega, encabezada por su enólogo, Javier Domeque. El blanco, elaborado con un 80 % de macabeo y el resto de chardonnay, ha venido favorecido por una buena climatología, ofreciendo un color amarillo acerado con reflejos verdosos, brillante. Ofrece una delicada nariz, dotada de intensos aromas frutales, resultando rico y sabroso en el paladar, con agradable equilibrio y perfecta armonía. 

Por su parte, en el rosado se impone la garnacha, 95 %, procedente de viñas viejas de más de 30 años, de escaso rendimiento, complementada por el cabernet sauvignon, que le aporta estructura. Vendimiado de forma manual, ofrece un limpio color rosa fresa, que adelanta aromas de buena intensidad, con notas de frutos rojos, fresa-frambuesa, sobre frescas notas herbáceas. En boca resulta fresco y goloso, con un paso carnoso, dotado de una acidez bien ensamblada, que aporta alegría y vivacidad.

En el tinto también se impone la garnacha, 80 %, vendimiada de forma manual, con un 15 % de tempranillo y el resto cabernet. Cada variedad se elaboró por separado, una vez vendimiadas en la primera quincena de octubre pasado. Como resultado, un color rojo cereza de capa media alta, con ribetes azulados, limpio y brillante. Los aromas responden a las variedades, con recuerdos muy intensos de frutos rojos, fresa y frambuesa. Con una entrada seca en la boca,  permite un paso amplio de buena estructura, taninos maduros; es carnoso y con recuerdos frutosos en el postgusto. Un vino tanto para chatear como para acompañar casi cualquier comida.