[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL
PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 13 de diciembre]
Siguen
las buenas noticias para la gastronomía aragonesa en este intenso tercer
trimestre de 2013, que pasará a la historia. Pues la guía Repsol −¿por qué la
mayoría de ellas tienen relación con la industria automovilística?− ha subido
un nivel la categoría de la restauración aragonesa, concediendo los primeros
dos soles a un restaurante aragonés, concretamente al oscense Lillas Pastia.
Que se suma a los que ya tienen uno, Las Torres en Huesca, y en Zaragoza: Bal d'Onsera, El Cachirulo, La Granada, La Prensa y Novodabo.
Todos ellos, como en el caso
de la guía roja, merecidos. Pero también esta guía, que cuenta con el
asesoramiento de la Academia española de gastronomía –y por lo tanto las
autonómicas−, adolece de desconocimiento de la realidad aragonesa. Quizá un
poco más cercana a la realidad, ya que concede más galardones, pero distante de
la realidad de nuestra gastronomía.
Y aunque no da igual, pues
todo esto contribuye, de forma gratuita y eficaz, al prestigio de nuestros
establecimientos, no es lo más importante. Bueno es que reconozcan fuera
nuestros méritos, pero mucho más decisivo es que seamos los propios aragoneses
quienes celebremos los éxitos de nuestros restaurantes.
Y para ello no hay mejor
forma que ir a disfrutar a ellos, a vivir inolvidables experiencias
gastronómicas que además, sépanlo de una vez, son mucho más baratas que en
otros lugares de España.
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