La
superficie de cultivo de trigo duro ha ido decreciendo como consecuencia de la
reforma de la Política Agraria Común, que significa para este cultivo una muy
importante reducción de la ayuda comunitaria. Desde el 2008 se han perdido en
la comunidad autónoma más de 60 000 hectáreas de cultivo de trigo duro.
Productores, cooperativas, industria semolera y fabricantes de pasta, han
decidido movilizarse conjuntamente para que la nueva reforma que ahora se está
negociando incluya ayudas a este cereal e incentive su calidad. La
reivindicación del sector es lógica: sin trigo de calidad,la industria de la
comunidad se vería obligada a traerlo de fuera.
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