[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL
PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 20 de diciembre]
No
ha podido ser. El poderío del País Vasco –con su veterano y decidido apoyo a su
gastronomía− se ha impuesto, de forma que Vitoria será la Capital gastronómica
española del año 2014, luchando Huesca paran conseguirlo en 2015.
Lo
que nos coloca en un punto interesante. Pues reconociendo que la capital
altoaragonesa, y toda la provincia, son bastiones y adelantados en el
desarrollo de nuestra gastronomía y agroalimentación, se antoja que la
candidatura se ha configurado como una campaña muy local, demasiado local.
Salvando
las distancias, si la Expo de Zaragoza, mal o bien, trató de venderse también
como proyecto de la comunidad, además de local, la sensación es que la opción
oscense no ha querido –podido, logrado, intentado, quién sabe− trascender más
allá de sus límites provinciales.
Ello
no supone prejuzgar las fortalezas oscenses. Sus restaurantes, siempre bien
valorados por profesionales y clientes; la equilibrada distribución de la
producción agroalimentaria en toda la provincia, y su consumo local; las
numerosas marcas de calidad y territoriales que se están consolidando; las
tapas, la micología, etc. Aunque también hay señaladas carencias, como esa
oposición a que despegue el mercado agroecológico local, por ejemplo.
Ello
supone un error de fondo, de concepto. Vitoria, por ejemplo, no es la ciudad
más potente, desde el punto de vista gastronómico, del País Vasco, pero ha
jugado sus bazas con un poderoso telón de fondo. No es este el caso, pero
probablemente una mayor implicación del resto de Aragón se reforzaría el
poderío oscense. ¿O no suman el jamón de Teruel, el melocotón de Calanda, los
vinos de garnacha, o los aceites del Moncayo y el Bajo Aragón?
Queda
un año para tratar de solucionarlo.
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