La Gastroteca ha acogido la
presentación de Slow Baking de Panishop, una nueva filosofía en la elaboración
de pan fruto de un proceso de investigación arduo y riguroso. El resultado es
una nueva línea de panes que se caracterizan por su extraordinario aroma y
sabor, muy potentes e identificados; la ausencia de aditivos alimentarios y sus
excelentes valores nutricionales, debido en gran parte a su bajo índice
glucémico.
Los protagonistas de esta
innovación, Antonio Rébola y Jorge Pastor, han sido los encargados de presentar
al público esta nueva línea de trabajo que consolida a Panishop en su liderazgo
en el sector.
Slow Baking se resume en «elaborar
pan con tiempo para lograr sabor». El sabor en el pan se desarrolla tras largos
procesos de maduración de la masa, y cuanto más largos y cuidadosos sean los
reposos, tanto más finos e intensos se desarrollarán los aromas del pan. Por
eso, tal y como han destacado Rébola y Pastor, el tiempo y el descanso influyen
significativamente en la formación y la estructura de la miga y de la corteza
del pan. «A través de múltiples descansos y del trabajo manual se obtiene un
pan de miga jugosa con un alveolado irregular y una corteza suave y crujiente».
Las especialidades Slow Baking de Panishop se elaboran con una masa madre de
cultivo natural, preparada y mantenida diariamente en los obradores de la casa.
Pastor ha asegurado que esta masa madre es un elemento fundamental del pan.
Diez
panes
El pan de espelta tiene una
miga jugosa y consistente, de color cremoso, con grandes alvéolos y está
horneado lentamente sobre piedra, consiguiendo una corteza gruesa y crujiente.
Elaborado con 100% harina de espelta y masa madre, goza de un sabor propio muy
intenso y una larga conservación.
La tahona multicereales es
un verdadero regalo de la naturaleza. Se elabora partiendo de una masa de alta
hidratación, con masa madre y tres fermentaciones. Es un pan rústico con 4
cereales (trigo, centeno, avena y cebada) y 4 semillas y granos (linaza dorada
y marrón, sésamo tostado y trigo sarraceno).
Al
degustar las hogazas Slow Baking uno siente una vuelta atrás en el tiempo, con
la recuperación de aromas y texturas casi olvidadas. En Panishop, la hogaza se
ha recuperado y respetado de forma cuidadosa al 100% el proceso de elaboración
tradicional de la hogaza, con repetidos reposos y fermentaciones, formando
manualmente cada unidad, con una larga fermentación final y un horneado en
horno de solera.
Por su
parte, el pan Celta es un pan de cinco cereales (trigo, centeno, maíz, avena y
cebada) y 5 semillas y granos (linaza dorada y marrón, pipas de girasol, trigo
sarraceno y sésamo), tiene un sabor excepcional y un agradable aroma con un
pronunciado sabor a cereales. Elaborado con masa madre de cultivo y tres
fermentaciones, se trata de un pan de larga conservación y gran calidad
nutricional por su alto porcentaje de fibra, que además favorece el tránsito
intestinal.
El pan
de bagazo cuenta con dos ingredientes diferenciadores obtenidos del proceso de
fabricación de la cerveza, el mosto de malta y el bagazo de cebada. El bagazo
aporta fibra y la proteína de la cebada, mientras que el mosto aporta al pan
hidratos de carbono, obteniéndose un pan con las siguientes características:
bajo contenido en grasa, bajo contenido en azúcares, muy bajo contenido en
sodio y con fuente de fibra.
El pan
tradición tiene una miga cremosa, suave y jugosa, con un alveolado irregular.
La corteza dorada tirando a rojiza, es crujiente y muy suave, se deshace
suavemente en la boca al masticarse. Es un pan de tres fermentaciones
naturales, durante las cuales se desarrolla el sabor y la textura de corteza y
miga.
Legendario
es en Aragón el pan de cinta, elaborado con masa madre, con un largo y reposado
proceso de tres fermentaciones, y cocido en horno de solera, resultando un pan
de muy buena conservación. Porque su forma no permite el uso de instrumentos,
es un pan de artistas, ya que hay que hacerlo a mano.
También
de larga tradición aragonesa es la cañada, el pan de forma ovalada y aplastada
que tiene como característica una miga de grandes alveolos, y un sabor propio y
muy agradable gracias al aceite de oliva virgen extra y al azúcar, por lo que
resulta muy agradable como merienda.
El pan
de pipas de calabaza permite un sinfín de rellenos que lo convierten en un
compañero ideal en los desayunos, comidas y meriendas. Este pan artesanal con
forma de flor tiene una gran jugosidad interior. Su miga es ligeramente oscura,
debido a la mezcla de 9 cereales y semillas.
Por
último, la chapata de pasas parte de la tradicional versión italiana, pero
enriquecida con fibra y pasas. Entre las características de su elaboración
destaca la alta hidratación de la masa y la triple fermentación a la que se
someten las piezas, resultando un pan de mucha corteza y poca miga con una
textura, sabor y aromas diferentes. Además tiene un sabor dulce, casi de
caramelo, por las pasas calientes de la periferia.
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