[Artículo publicado
por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 12 de junio]
Mientras aquí, en España, seguimos con nuestros pactos –la
mayoría se sustancian mañana−, más o menos jaleados según los intereses de los
grupos mediáticos, en Bruselas se está discutiendo, de tapadillo, sobre algo
que sí va a determinar sustancialmente nuestras vidas. Entiéndase que quién
gobierne ayuntamientos y autonomías también, pero no impidamos que los árboles
oculten el bosque.
Escribimos acerca de las negociaciones sobre el Acuerdo
transatlántico para el comercio y la inversión, más conocido como TTIP, desarrolladas
dentro de un secretismo que, si por sí solo ya resulta preocupante, se
convierte en alarmante al comprobar de qué se trata. Y directamente en una
hipoteca para nuestro futuro como ciudadanos libres e informados, ya que tanto
los populares como los socialistas europeos parecen estar por asumir la línea
propuesta por los estadounidenses.
El fondo del asunto consiste en liberalizar las normativas
europeas, de forma que los productos del otro lado del Atlántico tengan más
fácil acceso a nuestros mercados. Y se supone que al revés y viceversa. Pero
allí a las vacas les ponen antibióticos, que llegan al estómago del americanito
medio; no advierten de la existencia de transgénicos en los alimentos; y, en
general, se supeditan más a los intereses de la gran industria alimentaria, a
pesar de los aparentemente estrictos controles de la poderosa FDA −Food
and Drug Administration; Agencia de alimentos y medicamentos−.
Entre otros aspectos, el TTIP puede conllevar pérdidas de
derechos laborales y salariales; olvido del principio de precaución al
introducir nuevos productos y alimentos; privatizacion de servicios públicos y
de la justicia; eliminación de reglas sobre el sistema financiero –allá más
estricto, por cierto−; modificación, a la baja, de diferentes normas y
aranceles…
Y, lo más importante, una vez aprobado por Bruselas y
ratificado por los parlamentos de cada Estado –pero sin posibilidad de
enmiendas− será de obligado cumplimiento y muy complicada reforma. Y mientras
tanto…
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