[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 6 de marzo]
Estos días de puente son muchos los que se desplazan a lo
largo del territorio aragonés, para descansar, esquiar, hacer turismo, etc. Y
la inmensa mayoría, o come fuera, o compra productos en su destino,
especialmente si cuenta con residencia habitual. Es decir, estos días
ejemplifican el poderoso escaparate, para propios y ajenos, que supone el
turismo para nuestra agroalimentación.
No solo por la compra directa de los productos locales, lo
que ya es importante –aunque en determinadas zonas se abuse de los precios−, si
no también, y especialmente si se viene de lejos, por la compra de productos
agroalimentarios como recuerdo de la experiencia del viaje, y prolongación del
mismo, una vez ya en casa.
Sin embargo, parece que estas oportunidades apenas se
vislumbran en el sector. Sí en la comida, pues cada día son más los
restaurantes que apuestan por el producto local, que es lo que buscan muchos
viajeros, que además no podrán comparar el consabido filete con patatas con el
que consumen en su ciudad de origen. Pero los numerosos productores de pequeño
tamaño que pueblan el campo aragonés se muestran incapaces de aprovechar el
tirón de la nieve, de los eventos masivos o del propio fervor mariano, para
convertirlos en escaparate de promoción y venta.
Es comprensible que, dado su tamaño, apenas dispongan de
estrategias comerciales, pero menos lógico resulta que no se agrupen para
comercializar conjuntamente, llegando a más lugares, o incluso creando marcas
genéricas –sin atomizaciones estériles, por favor− susceptibles de ir más allá
de nuestras fronteras.
Es sabido que somos buenos productores, de carácter artesano
y con excelentes materias primas. Que disfrutamos de alimentos singulares, más
allá de las denominaciones de origen, como puedan ser la longaniza, la borraja
o la propia trufa. Pero seguimos siendo incapaces de venderlos. ¿Cuántos
esquiadores foráneos –que suelen tener buena capacidad adquisitiva− se vuelven
a casa con una trufa aragonesa? Pues eso. A vender, que la producción solamente
se consolida cuando alcanza los mercados.
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