[Artículo publicado por el director de
GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 28 de noviembre]
La semana
pasada supimos lo de las estrellas y conocimos al mejor cocinero joven de
Huesca. El pasado lunes, Toño Rodríguez, del Caterin del Pirineo, se coronó
como el mejor cocinero de Aragón 2014, con la posterior cena oficial de
celebración por parte de la asociación de cocineros. El martes supimos que la
mejor tapa aragonesa era ‘Tengo una carta para ti’ del bar la Carrasca, en
Aínsa (Por cierto en ambos casos con arroz Brazal, un producto poco usual en
concursos y tapas) y se entregaron los premios nacionales de hostelería, con
ágape posterior, donde la confederación de empresarios de hostelería tuvo su
noche de protagonismo.
Sin olvidar
de las numerosas catas, degustaciones, presentaciones, ferias, jornadas
gastronómicas –estamos en plena temporada de setas−, cursos de cocina, etc.,
que tienen lugar durante estas semanas.
Sabemos que
el sector ha decidido concentrar su oferta en esta temporada pospilar y
prenavidad, pero da la sensación que se han pasado un par de vueltas.
Tácticamente es un error celebrar tantos
eventos y premios, que suponen noticias, positivas además, en tan poco tiempo,
ya que apenas se puede asimilar esta ingente información, y los espacios son
los que son.
Y si uno,
como profesional de la cosa, lo tiene asumido –de ahí que duerma mucho menos
estos días−, es dudoso que el aficionado a la gastronomía disfrute del tiempo y
presupuesto necesario para acudir a tanto reclamo como le llega en escasas
semanas. Pasarán las navidades y nada habrá, esa sequía de enero, que se suele
prolongar hasta el buen tiempo.
Es como si la
hostelería y la gastronomía vivieran sin un mañana. Sabido es que la crisis
sigue instalada entre nosotros y que, si se ve más gente en los locales, es a
costa de menos gasto, pero entre todos podemos hartar a la clientela.
Y si los
particulares son libres para no coordinarse, a las asociaciones empresariales y
profesionales, a la propia administración, sí cabe exigirles una mayor
comunicación interna, de forma que no se pisen los actos entre sí y tengamos un
calendario más ordenado. Por su bien.
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