[Artículo publicado por el director de
GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 21 de noviembre]
Una vez más,
la guía roja, la ‘Michelin’, esa que
persigue portadas en los medios, la que vende neumáticos, lo ha conseguido.
Está de nuevo en el ‘candelabro’. Y
el firmante sigue sin entender los criterios de la misma, aunque ya ha
renunciado a entenderlos, más allá de su afán mediático.
Así pues,
también novedades en Aragón. Pierde su estrella, como se veía venir ante los
vacilantes cambios de orientación del establecimiento, la Bal d’Onsera, con lo
que la capital se queda apenas con La Prensa. Se mantiene, eso sí, la de la
Hospedería El Batán, en el profundo Teruel, mientras que las incorporaciones
llegan desde Huesca.
Mantienen el
estatus Las Torres y Lillas Pastia, a quienes se suma la gran sorpresa, el
Tatau bistró. Y, hay que reconocerlo, es la primera vez que la guía se adelanta
a este cronista, al que no le ha dado tiempo a pisar el atípico establecimiento
oscense, de apenas dos años de vida. Enhorabuena a los que siguen y larga vida
a quienes desaparecen, pues no hay que negar la importancia para las cifras de
negocio que supone la estrellita de marras.
Otro asunto
son las valoraciones, pues con la nueva distribución aragonesa todavía se
entiende menos el podio. ¿Son los cinco mejores restaurantes de Aragón? No por
cierto, sin negar las virtudes de cada uno de ellos, pero probablemente no
coincidirían con las listas de los propios profesionales aragoneses; eso sí,
todos merecen una detenida visita. ¿Hay algún nexo común entre ellos? Tampoco,
pues se pueden encuadrar en la alta cocina, el moderno bar de tapas o el hotel
rural con encanto, pero sin conexiones mutuas, más allá de su ubicación en la
misma comunidad y el lógico uso de productos de la tierra. Reflexiones que
podríamos extender al resto del país, donde lo único notorio ha sido la segunda
para Aponiente, el restaurante de pescados de Ángel León, y la sempiterna
negación de la tercera para Mugaritz, el templo de Andoni Luis Aduriz.
Lo cierto es
que, un año más, estamos escribiendo de esa guía que apenas vende ejemplares en
nuestro país –sí fuera, que es de verdad donde la utilizan los aficionados−,
pero logra siempre sus objetivos. Salir.
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