[Artículo publicado por
el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 26 de abril]
No es una broma. Que gobiernos
como el andaluz, y también el canario, estén utilizando los comedores escolares
para garantizar tres comidas diarias a los chavales, da mucho qué pensar. En
primer lugar, que escribir sobre gastronomía parece devenir en una obscenidad.
Reflexión, por otra parte, que se podría haber escrito en cualquier momento del
pasado, pues los humanos hemos sido, todavía, incapaces de erradicar el hambre
en gran parte del planeta. Y no por falta de producción de alimentos,
precisamente.
Es la sociedad que hemos, han,
elegido. Repleta de contradicciones y, al calor de la supuesta crisis
financiera —que lo es, pero de modelo—, que nos lleva directa y
vertiginosamente a la polarización. A la destrucción de ese estado del
bienestar y de clases medias que se fue construyendo tras la II Guerra mundial.
El mismo que sutilmente ha visto cambiar los hábitos de alimentación de la
ciudadanía, desde un consumo de proximidad, autoabastecimiento parcial y
estacionalidad, hacia la industrialización del alimento.
Si no construimos nuestras casas,
ni tampoco elaboramos la ropa con que nos cubrimos, ¿por qué habríamos de
cocinar nuestra propia comida? Tal parece ser la filosofía de la gran y
poderosa industria alimentaria —por encima de la bélica—, que ha «descubierto»
que nos gusta comer varias veces al día.
La cuestión es, pues, complicada.
El actual modo de vida y consumo nos lleva a delegar en otros nuestra
alimentación, como en el caso de la construcción o las ropas. Pero dicen que es
más fácil cambiar de religión que de forma de comer.
Así que este proceso será
necesariamente lento, por lo que quizá permita que sean cada vez más quienes
opten, en la medida de lo posible, por controlar aquello que ingieren y pagan.
Se trataría, en palabras de Slow Food, de pasar de consumidores a
«coproductores».
Quizá solamente así seamos
capaces de disfrutar de un buen vino o un plato excepcional si tener que mirar
para otro lado.
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