[Artículo publicado por
el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 2 de junio]
La
noticia saltaba a principios de semana, por primera vez en la historia
española, la exportación de alimentos supera a la de automóviles. Por un valor
de 8500 millones de euros en el primer trimestre de 2012, con una subida del
8,8 %, representando el 15,6 % del sector.
Evidentemente
la actual crisis no es ajena a este dato, ya que comer sigue siendo
imprescindible, mientras que cambiar de coche, no; además, mientras los precios
de estos últimos cae, el de los alimentos se mantiene, cuando no crece. Y, para
redondear las cifras, desde 2009 se exporta más que se importa.
¡Qué
lejano parece el tiempo en que algunos dirigentes ironizaban acerca de la
producción de mermeladas en el Pirineo, frente a un salvador negocio de la
nieve!
Así, la
AIAA, Asociación de Industrias de Alimentación de Aragón, celebró el
pasado martes su veinticinco aniversario. Con una interesante sesión de
trabajo, abierta al mundo; entrega de premios a los veteranos —La Zaragozana,
Cafés Orús, Cobegsa Coca-Cola, Cárnicas Gallego, Pastas Romero, Tauste Ganadera
y Harineras Villamayor— y, no podía ser
menos, un largo cóctel con productos aragoneses, a cargo de la asociación de
cocineros aragoneses. No faltó el apartado reivindicativo, ya que la AIAA
denunció la caída del 65 % en los presupuestos del gobierno aragonés para la
promoción de nuestros productos.
Es obvio. La Opel podrá irse un
día de Figueruelas, pero las cebollas no se irán de Fuentes de Ebro. Aun más,
la industria porcina también podría huir de Aragón, como en su momento lo hizo
de Holanda, pero los corderos, nuestro ternasco, siempre permanecerán en
nuestros campos.
Esta
debería ser la opción. Apostar por la producción de alimentos diferenciados, no
simplemente materia primas. Transformarlos y venderlos, tanto aquí, como fuera.
La calidad está contrastada y solo nos falta perder el miedo y salir al mundo
con la hoja de pedidos.
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