[Artículo publicado por el director de GASTRO
ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 27 de febrero]
Pocos vinos
aragoneses se pueden encontrar en el afamado mercado madrileño de San Miguel,
que, dicho sea de paso, poco tiene de traspasable a Zaragoza, como se empeñan
algunos. Pues antes que mercado es lugar de degustación, especialmente para
turistas y gentes de paso, que adquieren los productos, cocinados o no, y los
disfrutan allí mismo, en pleno centro de la capital del Reino.
Y es una pena
la ausencia de nuestros vinos, pues esta misma semana se podía observar a
varios estadounidenses pidiendo ‘vinos de
gornacho’, influidos evidentemente por el efecto Parker, y dispuestos a
pagar cantidades exorbitantes por los mismos. De hecho, se aplicaron una copa
de garnacha centenaria del Campo de Borja, por la que abonaron, religiosamente
y al parecer felices, más de lo que aquí nos cuesta la botella.
Como en la
planta gourmet de los grandes almacenes por excelencia, sita en Callao, otra
especie de san Miguel en altura, donde nuestros vinos destacaban por su
ausencia. Apenas las dos clásicas marcas del Somontano y, eso sí, unas cuantas,
pocas, garnachas de Borja.
Y no es
cuestión de volumen de las bodegas. Pues en ambos lugares, además de apreciarse
una especie de alianza garnacha = Priorato, sí se veían botellas de pequeñas
bodegas singulares. Diferentes y, al parecer, dinámicas a la hora de vender sus
vinos.
Esperemos que
experiencias como el salón Viña Ibérica, que se acaba de celebrar en el Idílico
restaurante, sirvan para que nuestras bodegas, aragonesas y otras, apuesten por
la tipicidad y la diferencia, se alejen de lo convencional, y entiendan de una
vez que hay que salir al mercado.
Los nos
muchos que van sumándose al mundo del vino –seguimos a la cola del consumo en
Europa− no buscan ya los clásicos rioja, ni tampoco creen en el escalafón
joven-crianza-reserva. Esperan vinos singulares, diferentes, que les motiven,
siendo el precio un condicionante menor, aunque importante. Y por ahí va el
futuro de nuestra producción… o por la exportación a escaso precio para
competir con los vinos del Nuevo Mundo. Es lo que hay.
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