[Artículo publicado por
el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 27 de julio]
Ya están llegando al mercado. Las
de verdad, las auténticas cebollas Fuentes de Ebro, con denominación de origen
protegida. Las que están controladas y su calidad verificada por un organismo
independiente. No las que proceden de lejanas tierras y se encuentran durante
todo el año. Estas, las de verdad, solamente se encuentran desde julio a
diciembre.
Y la cebolla, alimento que lleva
milenios con nosotros —los romanos las adoraban—, es un buen ejemplo de cómo la
buena gastronomía no está reñida con productos humildes. Que no es necesario
abusar de alimentos exclusivos y caros para el disfrute del paladar.
Valga como ejemplo lo que preparó
ayer Juanjo Banqueri, en la Parrilla de Albarracín, para celebrar el primer
aniversario de esta joven denominación. Cebolletas tiernas asadas a la parrilla
con sardinas rancias —los conocidos guardiaviles—
y romesco; Cóctel de foie y cebolla, concesión a la modernidad y
espectacular en su copa; y unas inolvidables Láminas de cebolletas fritas en
tempura con huevas de salmón salvaje y mahonesa de albahaca, que sorprendieron
a la concurrencia.
Recuperemos pues, mientras nos
dejen, el placer de lo sencillo, lo cercano y lo próximo. ¿Puede competir el
caviar con una ensalada de esta cebolla, tomate rosa, nuestras negras aceitunas
y un buen aceite de oliva extra virgen? Podrá competir, incluso ganar, pero no
convencerá, pues los sabores humildes permiten, casi exigen la repetición, mientras
que los exclusivos reclaman precisamente eso, exclusividad y ocasionalidad.
Mientras estemos a tiempo no
permitamos que se pierdan las hortalizas de cercanía, sustituidas por esas
uniformizadas que crecen en invernaderos, apenas con agua y nutrientes.
Consumamos lo nuestro, antes de
que se lo lleven los alemanes, que también en eso nos ganan. Pues son uno de
los primeros mercados de nuestras verduras de calidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario