¿Nos conocen?

Sábado, 5

[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 4  de abril]

El fin de semana pasado, tanto este periódico como el de mayor tirada de España publicaban sendos especiales dedicados a la gastronomía. Pues bien, a lo largo de las más de cien páginas conjuntas, tan sólo aparece un vino aragonés, el Berola de Borsao, en la DOP Campo de Borja, por cierto.

Lo que quiere decir que la presencia –y/o conocimiento− de nuestra gastronomía más allá de nuestro cado sigue siendo exigua, por no escribir inexistente. Pues además, al contrario que otras comunidades autónomas, tampoco hemos vivido ninguna de esas explosiones mediáticas que sí han experimentado otras zonas, Asturias por ejemplo.

Es probable que la carencia de restaurantes de obediencia aragonesa en Madrid o Barcelona –la vida es así, no la he inventado yo−, más allá de un rancio y finiquitado baturrismo, contribuya a nuestra invisibilidad. Pues la borraja es una verdura navarra, al decir de los capitalinos; las trufas que provienen de nuestra tierra, lo hacen sin etiqueta de origen; y el ternasco no acaba de encontrar su sitio ante el poderío de los lechazos castellanos. Y nuestros estrellados restaurantes se diluyen entre todos los repartidos por la piel de toro, sin un segundo escalón que nos haga salir en los papeles.

Y esta sociedad nuestra requiere presencia mediática. No sugiero que el Gobierno de Aragón –que lo suyo tiene con el déficit− patrocine un restaurante aragonés en Madrid, pero con las tímidas campañas de promoción tardaremos bastante tiempo en figurar en el candelabro nacional.

Si uno tuviera la fórmula mágica, la proclamaría, mas no es así. Ciertamente se están dando pasos interesantes, como la intensa colaboración entre los cocineros oscenses, igual que la candidatura de la capital altoaragonesa. En Zaragoza y Teruel se suceden jornadas y eventos, pero la repercusión resulta todavía demasiado doméstica. Y, de momento, las visitas de los “prescriptores” nacionales no ha dado sus frutos.

En fin, que se admiten sugerencias.