miércoles, 9 de mayo de 2012

Libertad de prensa


[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 4 de mayo]

Con una concentración de profesionales ante la sede de su asociación, ayer se conmemoraba el Día Mundial de la Libertad de Prensa, seriamente amenazada, desde diversos frentes. Y los ataques a una información veraz no provienen solamente de las malas condiciones laborales, las censuras directas, la injerencia de los gobernantes o las manipulaciones publicitarias.
Los intereses de la poderosa industria agroalimentaria, de cuyos anuncios viven muchos medios, llegan al punto de subvertir el propio lenguaje, la base de la comunicación. Sirva como ejemplo el aceite de oliva. En teoría, aceite de oliva es el zumo de la aceituna, convenientemente obtenido por presión. Pues resulta que no; ese es el aceite de oliva extra virgen, ya que por aceite de oliva se entiende, legalmente, el obtenido de un aceite lampante —malo, para entendernos—, refinado por medios químicos, que no sabe a nada, aunque no sea insano, y al que se añade, ahora sí, aceite de oliva extra virgen, para que nos resulte familiar al paladar.
Similares asuntos pasan con los denominados zumos, con los yogures, etc. La legislación, aliada de la industria, pervierte los sentidos de las palabras, siempre para vender más y consolidar un modelo alimentario que nos es ajeno históricamente, amén de no sostenible.
Sin olvidar además, que apenas se considera noticia, por ejemplo, la compra de terrenos agrícolas por determinados países, como China, en África. Que institutos y gabinetes de comunicación se afanan en primar las virtudes de productos, obviando sus problemas. Que los transgénicos son capaces de contaminar los cultivos cercanos, impidiendo una agricultura ecológica. Que, en ocasiones, regar los campos solamente sirve para crear forrajes, alimentar animales en condiciones lamentables y fabricar carne barata. O que muchos empresarios que cultivan fruta en Marruecos son españoles que han escapado de Almería. Y etcétera.
Para contar todo lo anterior, por ejemplo, sirve la libertad de prensa.

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