[Artículo publicado por el director de GASTRO
ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 15 de julio]
Si la semana pasada saludábamos con alegría los proyectos innovadores de nuestra agroalimentación, en esta asistimos a la puesta de largo de ocho iniciativas, auspiciadas por el IAF, en la segunda edición del Programa de Emprendimiento Agroalimentario en Aragón. Una iniciativa interesante, susceptible de mejora ciertamente, que trata de situar en el mercado diferentes proyectos relacionados en este ocasión, con la trufa, algas comestibles, licores artesanos del Pirineo, caracoles gourmet o alimentación deportiva ecológica entre otros.
La tozuda historia nos recuerda que son pocos los proyectos que culminan con éxito, pasados los primeros años en los que prima la ilusión y un esfuerzo laboral escasamente recompensado. Pues en la mayoría de las ocasiones, los emprendedores, este eufemismo para ocultar palabras como autónomo o empresario, terminan derrotados por el propio mercado.
Pues tener ideas es sencillo; que sean novedosas, algo menos. Y materializarlas ya son palabras mayores. Por ejemplo, elaborar mermeladas artesanas, de las que ya hay decenas. Con lo que habrá que ser diferentes y atractivos y encontrar ese público capaz de sostener la producción.
Y en este apartado en donde solemos fallar. Tanto en las iniciativas agroalimentarias como en muchas hosteleras. El personal se lanza ilusionado, creedor de que lo suyo es lo mejor y único, cuando probablemente ya exista algo similar. Son pocos quienes, como el aragonés creador del huevo frito congelado, logran alcanzar sus objetivos; y siempre tras duros años de trabajo.
De ahí que haya que ser realistas y desanimar a muchos. Las aperturas e inauguraciones son siempre noticia, pero pocas veces dedicamos desde los medios el mismo espacio para informar que cierran.
Por supuesto que hay que apostar por industrias agroalimentarias sostenibles, pero entendiendo que el concepto significa también que se sostenga a sí mismo. De lo contrario solo se auspician frustraciones y fuegos de artificio. Innovación, sí, pero cerca de la hoja excel.
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