[Artículo publicado
por el director de GASTRO ARAGÓN en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 28
de febrero]
Finalmente, el consejero de Agricultura ha disuelto el
Consejo Regulador de la DOP Jamón de Teruel y ha nombrado una gestora, que
deberá pacificar el ambiente, y convocar nuevas elecciones. Que la importante y
decisiva industria turolense se encontraba dividida en dos fracciones al
parecer irreconciliables era un secreto a voces en el sector. Si bien por
diferentes razones no ha saltado a la luz pública hasta hace unas semanas.
Con ser grave el daño que se provoca a un sector que ha
sufrido la crisis con más virulencia que otros del sector agroalimentario –la
profusión de supuestos jamones ibéricos
de los últimos años no ha sido ajena a la misma−, quizá lo sea más el poner de
manifiesto la incapacidad de los miembros de la DOP para llegar a una solución
consensuada, que siempre se puede encontrar.
Y deprime comprobar cómo unos instrumentos creados para la
reglamentación y puesta en valor de los productos diferenciados aragoneses –un
valor seguro de desarrollo sostenible−, acaban cerca de los tribunales. O, en
otros casos, subsisten en una apatía que casi los incapacita para sus funciones
legales.
Probablemente por un excesivo dirigismo desde la
administración a la hora de su puesta en marcha de determinadas denominaciones
de origen, que no surgen desde la base, nos encontramos ahora con organismos,
sí no inútiles, sí vacíos de gran parte de su contenido, salvando el de
controlar la producción. Con la general excepción de las DOP vinícolas.
Pues las denominaciones, su sentido primordial, además de la
protección y control, reside en vender
en los mercados exteriores, publicitar sus excelencias más allá, antes que
centrarse en el mercado interior, al que obviamente no hay que desatender.
Y ya sabemos que el proceso supone un sobreprecio. Pero
seguro que usted, si puede, no deja de comprar queso parmesano por mucho que
sepa que allá en Parma está algún euro más barato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario