[Artículo publicado por el director de GASTRO ARAGÓN en EL
PERIÓDICO DE ARAGÓN, del viernes, 7 de marzo]
Recordaba ayer en estas mismas páginas la escritora Almudena
Grandes que es partidaria de las huelgas de consumo. De hecho, ha dejado de
comprar la más feliz marca de refrescos de cola en tanto continúe su conflicto
laboral; aunque quizá no sepa que el exitoso empresario valenciano de
supermercados ha aprovechado la coyuntura para subir en sus tiendas el precio
del refresco de la competencia.
El caso es que como consumidores podemos, podríamos,
¿queremos?, ejercer presión de una forma muy eficaz, ya que –todavía− gran
parte del sistema capitalista se sustenta en la compra de productos y
servicios. Actividad que la ciudadanía suele ejercer de forma cotidiana,
mientras que el voto se diluye más en el tiempo.
Si todavía hay quien sigue sin afeitarse con esas cuchillas
pioneras en la deslocalización, hace ya bastantes años, sería más eficaz dejar
de exigir que los cerdos que nos proveen de embutidos no sean alimentados con
transgénicos –cuya autorización, al loro, ya no dependerá de Bruselas, con lo
que démosnos por transgenizados− y
limitarnos a comprar los que así lo garanticen.
Que hay sospechas en la certificación del jamón de Teruel,
pues dejemos de consumirlo hasta que no expliquen lo que ha pasado. Que las
cebollas vienen de Latinoamérica, pues para otro, pues tenemos aquí. Que esa
estupenda berenjena ha sido regada con agua procedente de insensatos trasvases
entre cuencas, a dejar la musaka para otro día.
Y si saltamos de la alimentación a otros aspectos, exijamos
de verdad que la ropa esté elaborada por trabajadores dignamente retribuidos;
que no se expolien países centroafricanos para presumir de un móvil molón de
última generación. Y así sucesivamente.
Y sí, puede uno pecar de simplismo e ingenuidad, pero lo
cierto es que este consumo exige un poco más de trabajo que votar a las izquierdas cuando toca, y luego esperar
a la siguiente convocatoria. Pero resultaría infinitamente más eficaz, a la par
que sutil y elegante.
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